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SALIENDO DE LA DEPRESIÓN

      

Con éste, inicio la categoría de artículos sobre depresión que irás encontrando en el blog.  En este sentido, trato de dar una pincelada de inicio sobre la depresión y su tratamiento. Para ello expongo la conversación que dos pacientes mantienen, sobre su depresión, con un psicoterapeuta .

Aunque estos ejemplos son representativos del trastorno depresivo, son solo orientativos y no pretenden representar en su amplitud  un trastorno complejo como es la depresión.

 

 

Paciente A

 

“Me encuentro, muy triste. Para mi la vida ha perdido la alegría que tenía. Me ha dejado mi pareja de la noche a la mañana. Por todos los medios traté de retenerla a mi lado, pero se ha ido y me he quedado como si estuviera fuera de mi mismo. No tengo ningún interés por arreglarme, tampoco tengo ningún interés por las cosas que antes me producían satisfacción. Ahora digo “¿para que?” a todo lo que hacía antes: ”¿para que cuidarme?”, “¿para que dormir?”. No me hace ilusión ir a trabajar, se me hace un mundo, voy arrastrándome,  estoy deseando que acabe el trabajo, me siento muy cansado, no me concentro para nada en el trabajo.

Ya no me satisface lo que antes me satisfacía, y ¡esto es horrible, esto es horrible¡... Estoy pensando en ella todo el rato y no sé, no sé, creo que no voy a salir jamás de esto.

 

Veo a todo el mundo por la calle feliz, me parece que todo el mundo está feliz. Llego a casa, y en casa, ufff, estoy solo, me encuentro solo, pero es que tampoco me apetece ver a nadie..., y a la hora de dormir me vienen todos los recuerdos, tengo muchísimas ganas de llorar y a veces no consigo llorar, me fuerzo pero no lo consigo. Tengo un nudo en la garganta, nauseas, ganas de vomitar, estallidos de mal humor. Todo me molesta. Y muchísimo cansancio, como si tuviera un saco lleno de plomo en mis espaldas. Todo me cansa y no sé, no sé qué hacer. Es como si no hubiera un lugar para mí en ningún sitio. No sé dónde ir, no sé donde esconderme, no sé dónde meterme. No sé nada. No sé nada. Voy con la mirada perdida a todos los sitios. No sé nada.

 

He venido aquí, pero no sé si hay algo que me quite esto. Lo único que me daría paz y alegría sería volver a recuperar a mi pareja. No se, no se qué hacer. Cada vez me voy deteriorando más. He adelgazado muchísimo. Soy incapaz de todo. “

 

Paciente B

 

“No tengo dinero, no tengo salidas y cada vez mis fuerzas se van mermando muchísimo más, empiezo a tener achaques y estoy solo. Empiezo a revisar mi vida, las cosas que he hecho y yo mismo me he buscado estar ahora así. Me siento culpable de muchísimas cosas que ya no tienen arreglo.

Estoy desesperado porque no veo salida, es que ya no hay salida para mí. A veces encuentro satisfacción en terminar, terminar de una manera controlada. Ya no espero nada de la vida, y esto se me hace insufrible cada día que pasa.

 

(Dirigiéndose al paciente A) ¿Cómo he llegado a esto?. Pues a diferencia de ti, que te dejó tu pareja, yo no sé cómo he ido llegando. Soy autónomo y me empezó a ir muy mal el trabajo. Iba solo tirando y veo como que el futuro se me ha ido cerrando cada vez más, luego empecé con algunos achaques de salud y no contemplo el futuro. El futuro que yo veía antes, ahora no lo veo. Nada más veo que cada vez será peor y peor. Mi trabajo solo me produce muchas cargas. Además tengo la carga de mantener a mi familia y me siento culpable de no poder atenderla como se merece y lo he hecho siempre. Esto es horrible. No duermo por las noches y estoy agotado al día siguiente. No tengo ilusión. Pienso que la vida se me ha cerrado por completo. Aquí no hay que esperar ya, nada,  y encima no hay medios económicos para ello. “

 

 

Vemos que los síntomas en ambos son muy parecidos y reflejan claramente los síntomas de la depresión: 

 

- Tristeza

- Desinterés generalizado

- Pérdida de sentido de lo que antes si lo tenía

- Cansancio

- Baja autoestima

- Desinterés social

- Irritabilidad

- Insomnio

- Desarreglos físicos (nauseas, nudo en la garganta…, llanto)

- Desorientación vital

- Desesperanza

- Visión de túnel ante las dificultades

 

 

Pero vamos a volver a ellos para tratar de conocer que es lo que en primer lugar suele pedir alguien que sufre una depresión. Les preguntamos  ¿qué necesitarían en este momento?. El paciente B dice: “yo necesito dinero” “con dinero las cosas serían mucho mejor, posiblemente seguiría deprimido pero creo que sería más llevadero. Podría descansar más al pensar en mi futuro y el de mi familia”.

El paciente A dice: “Ella era mi amor y se fue y no voy a encontrar lo mismo en nadie”, “a mí lo único que me puede ayudar es que vuelva” , “por lo tanto no tengo ningún interés en venir a terapia”, “Es que no creo, no me imagino cómo puede ser una terapia”.

 

Y ambos convienen en que:

 

¿Cómo puede un psicólogo  curar esto?. ¿Quitándome de la cabeza algo que yo creo que por otra parte es cierto? ¡Cómo me lo van a quitar de la cabeza¡. Si yo no estoy loco, a cualquiera en mi lugar le pasaría lo mismo. No es una cuestión de locura. Creo que he aguantado demasiado. No veo solución viniendo al psicólogo. Quizá alguna medicación que me lo haga más llevadero. Una medicación que me haga dormir cuando llegue la noche y que durante el día, haga que este dolor sea menos agudo, menos fuerte, es lo único que pido, porque ya el paso siguiente sería quitarme de en medio. Por lo tanto pido que esto que ya no tiene solución sea lo más soportable posible.”

 

A pesar de que hay tratamientos psicológicos eficaces para la depresión, en el estado en que están estos dos pacientes,  empezar sólo por los tratamientos psicológicos no sería lo más conveniente ya que es muy probable que en principio no resulten y que además terminen “quemando” esa alternativa terapéutica ya que, en estos casos, no hay adherencia a la terapia por parte de estos pacientes.

 

Según mi experiencia cuando una persona está con un nivel de depresión igual o mayor que el de estos pacientes, lo mejor que se puede hacer es empezar medicándole. Psicoterapia sí y también medicación durante el tiempo más corto posible. Sin embargo cuando a pesar del estado depresivo, el paciente tiene un óptimo nivel de motivación para iniciar el tratamiento psicoterapéutico no suele ser necesaria la medicación.

 

En la psicoterapia es fundamental que el paciente sienta que realmente  el terapeuta  le está entendiendo,  atendiendo,  acompañando, respetando y aceptando en su estado. Cuando la medicación va haciendo efecto (alrededor de tres semanas. Por eso también es muy importante iniciar al mismo tiempo el apoyo psicológico ya que al principio los únicos efectos que se pueden esperar de la medicación son los adversos), se puede esperar una reducción del dolor emocional y de los síntomas y eso es muy importante en el caso de la depresión, porque a partir de ahí es cuando vamos a empezar a introducir un trabajo en la vida de esa persona. Orientándola a descubrir todo lo que aun puede hacer con su vida, a pesar de todos esos pensamientos que se le  pasan por la cabeza sobre que no hay futuro, de visión de túnel, que en una parte muy significativa y sin minimizar los problemas, son también productos de una retroalimentación con la depresión.

 

Entonces es cuando vamos a poder empezar a movilizar un poquito los llamados experimentos de conducta. Es decir, prescripciones para que se ponga a prueba y vaya descubriendo su poder personal. Yo en casos similares a los descritos suelo empezar por ahí, después de la medicación, pero con la idea de ir demostrándose a uno mismo que sus esfuerzos aunque sean pequeños tienen resultados y que eso significa contactar con sus capacidades y su potencial, ya que en ocasiones a la depresión se llega por una serie de problemas que no hemos podido gestionar o la salida a los mismos a veces es tan larga y dificultosa que acaba con las reservas de neurotransmisores de la persona y con la confianza en si misma. También es importante en este sentido ir poniéndose a prueba socialmente.

      

Finalmente ayudarle a ver y cuestionar los esquemas depresógenos para así hacer una labor más en profundidad para que las recaídas no se produzcan o caso de producirse se sepan gestionar.

Como hemos visto en estos ejemplos, y lo podríamos ver en la mayoría. Una de las creencias que se suelen tener en estos estados  es que “no hay solución”, “que nunca se podrá salir de este estado”, etc. son las llamadas ideas de desesperanza. Por lo tanto el primer objetivo es incrementar o alcanzar el mínimo estado de energía para poder llevar a cabo la psicoterapia. Esto se logra con determinadas técnicas y procedimientos psicológicos, o bien con la combinación de psicofármacos, pero se logra.

 

Una vez que hemos conseguido esto, el paciente ya puede implicarse más en la terapia, y empezamos a ponernos determinados objetivos cognitivos, emocionales, afectivos, conductuales, relacionales... Estos varían en cada caso.

 

Destacar también la enorme importancia que tiene establecer una relación terapéutica de aceptación incondicional, de empatía, de respeto y de apoyo, en la que el paciente pueda ir entendiendo los factores que le deprimen (y no solo los que –al principio-  cree que le deprimen)  y que es posible aprender a controlar el estado de ánimo. Así cada vez se va comprometiendo, aunque al principio será mínimamente, en su recuperación. Irá entendiendo como los síntomas depresivos se disfrazan de realidades que han perdido el sentido y las ganas de vivir, pero son solo síntomas. Logrará superar la desmotivación y falta de energía características de este estado. Recuperará e incrementará la energía, motivación e interés para realizar las actividades de su vida, tanto las que son ineludibles y ahora pesan tanto, como las que son placenteras pero que en este momento uno es incapaz de sentir agrado o satisfacción.

 

Pero no nos quedaremos ahí, esa es la primera etapa necesaria para continuar con el tratamiento en mayor profundidad. En este sentido recibirá asistencia para identificar y cambiar las creencias e ideas básicas que le limitaban y le hacían sufrir, los llamados “supuestos depresógenos” que son creencias negativas y distorsionadas sobre uno mismo, el mundo y la relación entre uno y el mundo y que parecen tan reales como la más obvia realidad. Y así irá por si mismo cambiando el curso negativo y distorsionado de su vida hacia otro curso positivo y acorde con su verdadero potencial.

 

Jesús Rodríguez Goñi

                                                                      

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Comentarios: 1
  • #1

    Yolanda (jueves, 30 enero 2020 18:34)

    Soy una chica d 49 años y tngo depresión vivo sola y no tengo ayuda